A medida que pasan los años por este Manifestador emocional que investiga los patrones de la conciencia humana, me resulta cada vez mas obvio que el mayor impedimento para el florecimiento de todo ser humano reside en la atrofia temprana de la sensibilidad de su sistema emocional, tanto si está definido en su diseño individual como si no.
De hecho, parecería que la definición del sistema emocional actúa como una defensa natural contra la atrofia establecida por los razonamientos condicionados, anteponiendo siempre su propio grado de irracionalidad a los falsos supuestos a los que la razón conmina.
Una mirada superficial a las dinámicas y al espíritu de las relaciones humanas pone de relieve el escaso calado de la confianza que las sostiene en su misma base.
Pero no quisiera dedicar este artículo a denunciar airado la falta de integridad y de consistencia que ya todos le suponemos al No-ser – a sabiendas de que su función es representar lo homogéneo, lo normal en cada cultura – sino ahondar en la comprensión de que el desarrollo del espíritu humano no está tanto en manos de lo que nuestra voluntad o idealismo quieran ‘hacer’ al respecto, como en la indefensión de tener que aceptar rendidos que hay cosas que con la razón sola no alcanzamos a comprender.
Haciendo un análisis breve de las mecánicas que se desarrollan a través del Centro del Plexo Solar, es fácil comprobar que es ahí donde mas nos revoluciona (puerta 49 – La Revolución) la vida, donde mas nos abrasa el espíritu (puerta 30 – El Fuego Adherente), donde mas nos desgasta con los conflictos de la intimidad (puerta 6 – El Conflicto), donde mas aterradora nos parece la soledad (puerta 37 – La Familia), donde mas abundantemente nos abaten y oprimen las desgracias propias y ajenas (puerta 22 – La Gracia), donde la vida nos muestra su rostro mas efímero y transitorio (puerta 36 – El Oscurecimiento de la Luz), y, finalmente, donde mayor conciencia tomamos de la deprimente falta de espíritu que reina en el mundo (puerta 55 – La Abundancia). Por suerte, y según mi intuición por desgracia también, la esperanza parece ser que es lo último que se pierde.
Ahora bien, ¿de dónde viene esa bendita/maldita esperanza? La realidad es que no tenemos una puerta de la esperanza, sino tan solo una puerta de las expectativas (puerta 35 – El Progreso), pero resulta significativo que su puerta opuesta sea la puerta 5 – La Espera(nza) – y algo me dice que de la corrección/incorrección de esa espera se derivan tanto la claridad emocional de nuestras esperanzas como el caos y la confusión de nuestras expectativas, según el caso. No puedo dejar de mencionar el hecho de que el eje de mi propio Sol / Tierra de Personalidad está precisamente situado en la primera línea (investigación) de los hexagramas 5 y 35. Una breve ojeada a las claves de las sextas líneas de esos dos hexagramas confirma con la lógica consistente del Diseño Humano todo lo que acabo de decir.
La sexta línea de la puerta 35 se llama – Corrección – y nos habla de la capacidad de ajustar las esperanzas que guían nuestra acción (es un canal manifestador) a lo que las cosas dan de sí en cada momento. En la puerta 5, la sexta línea se llama – Complacencia – y nos habla del regocijo interno de fluir cómodamente con los propios ritmos naturales, sabiendo sintonizarlos siempre con el constante proceso de cambio al que nos somete el flujo continuo de los acontecimientos. Evidentemente, nadie nace con esa lección aprendida, por lo que tampoco es una exageración llamarle a la Tierra el ‘planeta del sufrimiento’, como han hecho los místicos de todos los tiempos, a sabiendas de que la claridad emocional necesaria para domar nuestras propias pasiones e irracionalidad solamente madura con el tiempo y con la experiencia, y solamente en contados casos.
Aprender a encontrar complacencia y corrección en nuestro modo único de ser, y en nuestra interacción y sintonía con el entorno no es tarea fácil para ningún ser humano. Es, de hecho, el mayor desafío al que nos enfrentamos todos, aunque en la práctica sean muy pocos los que triunfan en la contienda. Resignarse parece ser lo mas normal, y lo que el mundo entero está dispuesto a justificar contigo. Lo difícil es perseverar ante lo incierto y atreverse a confrontar la potencial desaprobación de las figuras sobre las que nuestra mente condicionada proyecta autoridad. No en vano estamos hablando de sextas líneas, cuyo máximo potencial no se desarrolla hasta después de los cincuenta años.
Toda sexta línea necesita desarrollarse a través de tres etapas marcadamente distintas en su vida, pasando por una primera etapa de experimentación diversificada en la que se van descartando todos los elementos que no ofrecen viabilidad, una segunda etapa de reflexión y observación en la que se desarrolla la mayor objetividad posible, y una tercera etapa en la que la experiencia se integra con la objetividad habilitando a la sexta línea como un ejemplo único y un modelo a seguir.
Sabemos que todas las sextas líneas son portadoras de la mutación que conducirá al despertar del Plexo Solar como una nueva fuente de conciencia. ¿Se os había ocurrido alguna vez que la sexta línea de todos los hexagramas es portadora de un ‘mensaje emocional’ que atañe a todos los portadores de ese hexagrama? ¿Y que sin ese mensaje emocional de fondo el prisma del hexagrama carece de objetividad, de corrección, y no puede, por lo tanto, conducir a la complacencia?
No pretendo dar respuesta ahora a estas cuestiones, sino simplemente abrir espacios para la reflexión de lo que queremos decir cuando insistimos en que las emociones son LA ASIGNATURA PENDIENTE para los miembros de nuestra especie, tanto si están definidas en al diseño individual como si no, porque representan el ánima humana que nos habita a todos y nos permite reconocernos como representaciones de una misma fuente de genio e inteligencia.
La sextas líneas merecen una especial atención porque nos revelan los aspectos mas trascendentes de nuestro estar aquí, no importa de qué hexagrama estemos hablando. Sería interesante indagar con mayor detalle las diferentes secuencias que nos revelan las sextas líneas a través de diferentes corrientes y el mensaje emocional que nos quieren transmitir. Al fin y al cabo, la mutación del Plexo Solar como motor de una nueva fuente de conciencia estará marcada por una transición de la irracionalidad a la trans-racionalidad. Y esa trans-racionalidad es lo que nos intentan transmitir las sextas líneas de los 64 hexagramas.