LOS 4 TIPOS
En el correo anterior buscamos introducirte en los conceptos generales del Diseño Humano. En esta ocasión, queremos ahondar en uno de los elementos claves de este sistema, y de los que seguramente quieres aprender más: los cuatro tipos.
Aunque las variedades individuales son prácticamente infinitas, vistos en su conjunto no hay nada más que cuatro tipos de diseño, como solamente hay cuatro grupos sanguíneos.
Cada uno de esos cuatro tipos tiene un funcionamiento mecánico particular, que le hace encarar la vida de un modo muy distinto a los otros tres, y de un modo muy similar a los de su mismo tipo. Se llaman el Manifestador, el Generador, el Proyector y el Reflector. Los primeros dos son tipos energéticos, los segundos son tipos materiales.
Aunque duela, debemos decirlo: debido a la identificación con su No-ser (su potencial adquirido y condicionado), los seres humanos viven la naturaleza innata de su ser de la peor de las maneras. Pero no te preocupes, esto puede cambiar si te lo propones.
Veamos cada uno de los perfiles.
MANIFESTADOR
El Manifestador es un ser puramente energético, que dispone de su energía con autonomía total. Tiene algún centro motor conectado a su garganta: esto le permite manifestar por su cuenta y riesgo, sin ninguna necesidad real de alcanzar el consenso con los demás.
Es un ser que no puede dejarse controlar por nadie. De niños, no informan ni piden permiso para hacer lo que les apetece; con el consiguiente susto para las personas responsables de ellos, los padres y allegados, que procurarán por todos los medios no volver a llevarse un susto semejante.
El niño Manifestador suele sentirse injustamente tratado cuando le niegan irracionalmente el permiso para manifestar los impulsos que nacen en su interior. A menudo, se sienten condenados o reprimidos, sin entender realmente lo que está ocurriendo.
GENERADOR
El Generador es el tipo energético por excelencia. Encarna un poder personal que, al emanar de la fuente misma de la vida (ovarios y testículos); le permite sentirse perfectamente cómodo en cualquier encuentro entre iguales que se juntan para construir algo. De ahí que los fundamentos de su salud mental y física dependan del amor que le tiene al trabajo que realiza.
Cuando el Generador no ama lo que hace y trabaja sólo por dinero, siente que no está construyendo nada; y la frustración que le corroe mentalmente por dentro se contagia primero a su propio cuerpo, y luego a todas sus relaciones personales.
En cambio, cuando se deja llevar por su respuesta natural ante las cosas de la vida, y se dedica con entrega absoluta a hacer lo que ama; descubre tanto sus dones como su vocación de ser, y aprende a crecer más allá de sí mismo ante las situaciones adversas.
Cuando actúa por amor a lo que ama, descubre la satisfacción más profunda aún de potenciar su propia conciencia individual, mientras vive nutriendo algo valioso que crece día a día gracias al aliento que le insufla con su energía y dedicación.
PROYECTOR
El Proyector representa la conciencia pura del espíritu como ‘presencia’ encarnada en el cuerpo. De ahí que su signo sea la amargura cuando no se siente reconocido por aquellos que ostentan el poder y lo utilizan sin consideración por el impacto que sus acciones tienen sobre la vida de los demás.
En este sentido, sino es el más humano, el Proyector es con toda seguridad el más civil de los 4 tipos. Esto, en el sentido de que es el más naturalmente consciente de la interdependencia social entre los seres humanos; como lo es también de la necesaria complementariedad entre lo fuerte y lo débil, entre lo oscuro y lo claro.
La vocación del Proyector se realiza cuando especializa y refina su capacidad natural para el reconocimiento, y se siente invitado por otros a hacer de guía en la interacción con los demás.
REFLECTOR
El Reflector es el único de los 4 tipos cuya naturaleza no es solar, sino lunar. Esto quiere decir que, al igual que la Luna, la luz de su ‘Yo’ nunca se manifiesta de manera directa, sino como reflejo de la que emiten momento a momento quienes entran y salen de su aura.
Como no tiene ninguna definición en su diseño, a medida que va cambiando su identidad igual que la piel de los camaleones, va cambiando también el criterio que se va formando de las cosas. De ahí que sea también el único de los 4 tipos que no dispone nunca de una fuente consistente de autoridad interna en su diseño.
Esta vulnerabilidad natural suele ser interpretada de manera equívoca como una desventaja, pero si consideramos que la estrategia del Reflector es la única que le exige a la mente racional esperar hasta que se cumpla el ciclo lunar de 28 días antes de tomar ninguna decisión que pudiera alterar el orden de su vida, entonces la perspectiva que tenemos es otra.
Ante los condicionamientos, el Reflector no reacciona con la misma visceralidad que los demás tipos, lo que le permite abrirse a todas las opciones que el mundo le ofrece sin tener que casarse necesariamente con ninguna.