VIVIR TU DISEÑO
Verás, vivir tu diseño es aprender a convivir con tus condicionamientos. Así como yo aprendí a convivir con mi rabia sin permitir que sea mi rabia la que determina las decisiones que tomo.
Aprende a convivir con tu frustración, pero no permitas que sea tu frustración la que te mueve.
Obsérvala, siéntela, reconoce todas las cosas a las que está conectado, pero no hagas nada al respecto porque es todo ya agua pasada. Es demasiado tarde para hacer nada al respecto. Nunca has tenido una verdadera oportunidad de hacer nada al respecto. Pero ahora la tienes.
Puedes permitirte esperar, en lugar de seguir reproduciendo nuevas versiones de la misma frustración de siempre, al permitir que sea tu frustración la que determina lo que tienes que hacer para librarte de tu frustración. Eso sólo te hace vivir en un círculo vicioso en el que huyes de ti mismo, intentando ser alguien que no puedes ser.
Es una paradoja. Verás, lo que a tu mente le gustaría es que tú fueras alguien distinto a quien eres. Eso es lo primero de lo que hay que percatarse: lo poco que tu mente sabe de ti.
En la mayoría de los casos, lo que tu mente conoce de ti son tus problemas, ya sabes. Y como conoce tus problemas te hace creer que te conoce, porque está acostumbrada a definirte en función de estos.
Tú eres tus problemas.
“Ay, que tengo problemas”.
La realidad es que yo no soy esos problemas. No hay ningún problema que me pueda impedir ser quien realmente soy. No hay ninguna excusa. Nada puede impedirme ser quien soy. Sólo la muerte le pondrá un fin. Y está siempre ahí. Nunca hubo nada que yo tuviera que hacer. Quien yo soy siempre estuvo ahí. Era mi mente la que se atravesaba en mi visión, analizando constantemente mi pasado para diseñar un futuro mejor para alguien que no soy yo. Claro que sí.
Pero ahora sé que el futuro es lo que ocurre el primer día después de mi muerte, ese es el futuro. El futuro es lo que ocurrirá cuando yo ya no esté aquí, porque el futuro nunca llega.
Hoy es todo lo que tenemos. Siempre es hoy. Nunca es mañana, y nunca es ayer. Siempre es hoy. La vida es hoy. Ahora uso mi mente para hoy, porque hoy es lo único que puedo saber, hoy es lo único acerca de lo que puedo tener claridad.
Ves, la vida no es nueva. Somos nosotros los que somos nuevos en cada momento o no. De lo contrario solamente somos la repetición homogénea y distorsionada de un mito tan viejo como el mundo. El sufrimiento humano es algo viejo. Comenzó cuando tomamos conciencia de ser mortales. Se muere alguien que amas, y la vida te está mostrando su lado más oscuro, revelándote lo profundamente limitados que somos.
Si no supiste darte cuenta de que nunca tuviste elección mientras estabas con vida, te enteras de ello de repente cuando te encuentras de frente con la muerte. Lo descubres cuando te abofetea. ¡Pam! No hay mañana. No hay ayer. Muy sencillo. Es mucho más sencillo morirse que vivir.
~Alokanand Díaz