San Valentín y el Rostro de Kali
Al igual que en el caso de los árboles, el río de la vida no trae seres humanos al mundo de uno en uno, sino que los trae sobre una corriente diversificada de entrega donde las frecuencias en el océano de neutrinos son las que marcan el propósito ‘superior’ de la ‘unicidad’ potencial que percibimos y que solamente puede ser realizada en la conciencia individual del ‘Yo soy’, tal y como se manifiesta en cada personalidad humana. La combinación de la predisposición genética de nuestro cuerpo a diferenciarse con el potencial consciente de nuestra personalidad de percatarse de su propia ‘unicidad’ establece el marco cognitivo principal de quien realmente somos (mejor dicho, quien podríamos ser) como seres humanos originales.