LA AUTORIDAD

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El Diseño Humano puede servirte para guiarte en la vida, pero no necesariamente para llevarte en la dirección en la que tu mente piensa que podrías ir, porque la vida es la que determina tu dirección evolutiva. 

Es la vida la que pone al hombrecito verde o al hombrecito rojo delante de ti cuando llegas al semáforo. Tú sólo puedes esperar y responder en función de la luz que te encuentras al llegar al cruce.

Puede que te encuentres con el hombrecito verde que lleva hacia la derecha, o puede que te encuentres con el hombrecito verde que lleva hacia la izquierda; pero cuando la vida te enseña la luz roja, entonces sabes que no debes avanzar por ahí en ese momento. Te paras y esperas, y cuando algo ocurre, entonces respondes a lo que ocurre. 

Avanzas según se mueva la vida, porque cuando vas a donde va la vida, entonces sabes que todo está bien. Pero si vas a donde van los demás, entonces no estás yendo a ninguna parte: solamente estás girando en círculos atascado en el plano mundano. El mundo es lo que ves afuera, pero la vida es lo que sientes en tu fuero más interno, y tienden a no ser lo mismo.

El Diseño Humano te puede guiar en el mundo, en el sentido de que te revela cómo comportarte cuando te encuentras con el hombrecillo rojo en tu camino. Ya sabes, normalmente todos se detienen cuando ven al hombrecito rojo, pero cuando vives en base a tu propia autoridad puedes simplemente decidirte a cruzar la calle, aún cuando el hombrecillo del semáforo esté en rojo. 

Es bien cierto que lo haces asumiendo toda la responsabilidad, pero luego quién puede decir que sea algo malo si no hay vehículos circulando en ese tramo de la calle, ¿Por qué habrías de quedarte ahí parado? Quizás tengas algo urgente que hacer, mientras sea tu propia autoridad interna la que determina tu movimiento. O al revés, el hombrecillo se pone verde y todos comienzan a cruzar la calle, no significa que tú también tengas que cruzarla.

A mí no me mueve el hombrecillo verde, y tampoco lo hace el hombrecillo rojo, lo que me mueve es mi propia autoridad interna, lo que observo dentro de mí me mueve, no lo que veo afuera, y es un proceso continuado, día tras día tras día. Así es como se va transformando el entendimiento, y no necesitas en ningún momento creer en nada, porque puedes confiar en la propia experiencia que estás teniendo, que vale más que ninguna explicación ajena.

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